Como Un Sueno
~ Realidad ~
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"Y entonces el pan que tenía en mi mano comenzó a crecer y a crecer hasta hacerse así de grande — decía extendiendo sus brazos. — y cuando estaba por aplastarme, escuché la voz de mi mamá diciéndome que me levantara o se me haría tarde para venir a la escuela — terminó de explicar el chico."
Los demás chicos en la azotea se vieron confundidos.
"Soñar con pan ¿Por qué eso no me sorprende viniendo de ti?"
"Yo más bien diría que de nuevo tu mamá te volvió a castigar por algo que hiciste y te dejó sin cenar esa noche — comentó un chico con una banda roja en la frente."
Todos sus amigos estuvieron de acuerdo con aquella respuesta.
Antes de continuar con la conversación se escuchó la campana de la escuela, lo que indicaba que el receso ya había terminado. Por lo que los chicos comenzaron a caminar hacia la puerta de salida.
Caminando atrás del grupo de chicos estaba un peliazul y su amigo de cabello blanco.
"Mis sueños son raros"
El chico a lado suyo suspiró.
"No creo que sean raros, más bien creo qué pasó lo que dijo Daigo y quizás tenias tanta hambre que tu mente inconscientemente te hizo tener ese sueño — le dijo su amigo. — Soñar algo raro solo es algo familiar visto desde un ángulo diferente".
El chico pensó un momento en lo que dijo su amigo. Quizás este tenía razón. Aún así, si que había sido un sueño raro el que tuvo.
— Jeje supongo que es verdad Shu...
Al voltear a ver hacia donde estaba su amigo vio que este ya no se encontraba a su lado, así como tampoco estaban sus otros amigos. Solo estaba él, solo, en el corredor de la escuela.
Antes de preguntarse a donde habían ido todos, noto que de las puertas de los salones comenzaba a escurrir algo de agua, pronto observó que de las ventanas del pasillo empezó a brotar agua y poco a poco esta comenzaba a inundar todo el corredor.
El chico trato de moverse pero por algunas extraña razón no podía hacerlo.
De pronto las puertas de los salones se abrieron y de ellas brotó más cantidad de agua formando con esta una gran ola que iba directo hacia el chico. Al no poder moverse, el chico solamente alcanzó a cubrirse con sus brazos de la gran ola que se avecinaba.
*****
Despertó de golpe en ese momento.
Comenzó a respirar de nuevo agitado.
Observó a su alrededor y la luz del sol iluminaba por completo la habitación. Tal parecía que ya eran pasadas las 10 de la mañana.
Luego de varios minutos su respiración volvió a ser relajada.
Había tenido un sueño algo extraño. Aunque bueno, si recordaba haber tenido aquel sueño sobre el pan en algún momento de su vida.
Volteó hacia la ventana. Los rayos del sol ya estaban dando bastante calor, por lo que lo mejor era levantarse.
El chico se reincorporó y caminó hasta el closet para sacar su ropa. Sin embargo esta no estaba guarda ahí. Confundido el chico volteó a verse y se percató que la traía puesta.
Parecía que se había dormido con su ropa puesta, algo que le resultó extraño. En fin, buscó sus zapatos y una vez que terminó de abrochárselos salió de la habitación y bajo hacia la parte de abajo.
Al llegar a la parte de abajo vio que el comedor y la cocina estaban vacíos. ¿Acaso los padres de Aiko no estaban en casa?
Podría creerlo del señor Kaito, ya que él siempre se iba temprano a trabajar. Pero la señora Nozomi generalmente se quedaba en casa a hacer alguna actividad y Aiko...
Curioso el chico decidió subir al segundo piso e ir a tocar a la puerta de la habitación de la pelirroja.
— Aiko — la llamó el chico. Pasaron alguno minutos pero nadie respondió. Sin pedir permiso el chico giró la perilla de la puerta y al asomarse a la habitación está se encontraba vacía.
El chico decidió buscar en todas las parte de la casa y el resultado había sido el mismo.
Solamente se encontraba él en aquella casa.
Toda aquella situación le parecía bastante extraña, por lo que decidió salir afuera para ir a buscar a los demás. El chico se dirigió a la puerta de la entrada y al abrirla, frente a él, un espacio en negro se hizo visible. Valt observó hacia abajo y noto que si salía de aquella casa lo único que le esperaba era caer en un abismo obscuro.
El chico cerro la puerta de golpe y se recargó detrás de esta asustado.
¡¿Qué rayos era lo que estaba ocurriendo?!
De pronto. Noto como del segundo piso comenzaba bajar agua por las escaleras. Ese hecho lo puso nervioso. Antes de preguntarte de donde podría provenir esa cantidad de agua, vio que el grifo del lavamanos brotaba agua también.
El peliazul camino hasta este y trato de cerrar la llave. Pero el agua seguía corriendo como si nada.
Más agua comenzaba a salir de quien sabe que otras partes de la casa. Poco a poco la casa comenzaba a inundarse. El agua era bastante que casi le llegaba a la cintura.
Como pudo el chico se movió hasta una de las ventanas y trato de abrirla.
Pero, por más que intento la ventana no se abría.
El nivel del agua siguió creciendo. Ya cuando menos se dio cuenta el agua le llegaba hasta el cuello. Estaba su cara casi rozando con el techo de la casa.
Trato de mantenerse lo más calmado posible.
El agua siguió creciendo y como último intento inhaló aire para aguantar la respiración. En un instante toda el interior de la casa estaba sumergida bajo el agua.
Estando en el fondo se le ocurrió abrir sus ojos y se sorprendió al ver que debajo se encontraba una clase de sombra.
No entendía que era aquello que estaba viendo. Pero de pronto aquella sombra que se encontraba quieta comenzó a acercarse a él como si estuviera caminando en el piso de la casa.
El peliazul por reflejo trato de nadar hacia atrás para no ser alcanzado por aquella sombra, sin embargo llego hasta la esquina de una de las paredes, por lo que ya no había más a donde moverse.
Aquella sombra lo tenía acorralado.
Cuando estaba a casi nada de tocarlo. Inesperadamente la puerta de la entrada de la casa se abrió y el agua que había adentro comenzó a salir por esta como una corriente.
Valt intentó nadar contra la corriente pero está era bastante fuerte por lo que terminó siendo arrastrado hacia la puerta.
Entonces... sintió que cayo al vacío.
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Abrió abruptamente sus ojos en ese momento.
Respiraba bastante agitado.
Observó rápidamente a su alrededor y vio que estaba en su habitación. Sin detenerse a pensar, el chico se levantó rápidamente de su cama y salió de la habitación. Bajo por las escaleras, casi cayéndose.
AL llegar abajo. Frente a él vio a los señores Yamagawa y a la pelirroja sentados en el comedor.
Estos vieron al peliazul confundidos.
— " ¡Si están! "
El chico con alivio se recargó en unos de los barandales de las escaleras para respirar un momento.
Tuvo un sueño bastante extraño.
No. Aquel sueño no fue extraño.
Más bien se trato de una pesadilla.
Ya una vez que su respiración fue más relajada el chico volteó a ver a aquella familia y les dio los buenos días. Los dos adultos sentados le devolvieron el saludo. Mientras que la pelirroja vio al chico algo preocupada.
Valt decidió sentarse a desayunar junto a ellos a pesar de que aún vestía en pijama. Este disfruto tranquilo del desayuno que le habían ofrecido.
— Parece que se te pegaron un rato las sábanas Valt, Aiko bajo antes que tú a desayunar — comentó la señora Nozomi.
— Si al parecer — respondió de bueno humor el chico.
Tras terminar el desayuno los padres de la pelirroja les avisaron que iban a salir a comprar algunas cosas al pueblo, así que le pidieron a su hija que se encargara de recoger la mesa.
Una vez que se fueron. Aiko hizo lo que le pidieron sus padres y comenzó a recoger los platos y vasos. Camino en dirección al lavabo cuando de manera inesperada el peliazul le quito aquellos trastes y se ofreció él mismo a llevarlos el mismo.
Dicha acción por parte del chico dejo a la pelirroja confundida.
— Valt — llamo la pelirroja al chico.
El chico dejó los platos en el lavabo y volteó a verla.
— Si, ¿Qué sucede?
— ¿Te sientes bien? — le pregunto Aiko. No le molestaba que Valt la ayudara con los deberes. Pero en la mañana lo vio bajar las escaleras agitado y eso la inquieto — ¿Dormiste bien anoche?
El chico se puso a pensar en lo que le dijo la pelirroja e hizo el intento de recordar que había hecho ayer.
Por alguna extraña razón no recordaba haber llegado a la puerta de la casa en la noche, ni haberse ido a dormir.
Recordó asistir al festival en el pueblo y después ir junto con la chica a aquella parte a contemplar el atardecer. Los dos estaban pasando un momento agradable y cuando Aiko quiso decirle algo importante, llego Kumicho a...
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" ¡¿Qué están haciendo?! "
" Jaja tenia razón el amo, fue bastante sencillo engañarte niño. "
" Ya no te muevas — le dijo el otro chico. —.Ahora quédate quieto mientras te quito esa diadema de tu cabeza. "
" ¿Max?¿Johannes? "
" Muy veloz, me pregunto si puedes evitar esto — dijo el pelinegro. Con sus manos sujeto la cabeza del peliverde y la giro completamente. Se escucho un crujido"
" ¡Silas! — grito el peliazul horrorizado. Antes de si quiera pensar en que hacer, vio antes sus ojos, como lo que era el cuerpo inerte de su compañero estaba deshaciéndose como si se tratara de arena. "
" Voy a terminar mi trabajo de una vez por todas — dijo Kumicho. Este corría directo hacia él. Antes de que pudiera atacarlo alguien más lo intercepto y lo hizo que se estampara contra el tronco de una palmera que había por ahí. Segundos después vio como este había sido atravesado por el filo de una espada en el pecho.
" Dime quien los envió, fue ese sujeto no es verdad. — comenzó a decirle Shu a Free. Este no respondió. — Esta bien, entonces te enviare un mensaje para tu amo. Dile a Efiáltes que no le tenemos miedo y que puede enviarnos a cuanto esbirro quiera, a un así no va a detenernos.
" Haz cavado tu propia tumba — le dijo el rubio. Así como los demás, el cuerpo de Free comenzó a deshacerse hasta convertirse en arena."
" Lo mejor es que descanses— escucho decir a Shu. "
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Como si se tratara de alguna clase de cinta. A la cabeza del chico llegaron aquellos recuerdos de la noche de ayer.
Impactado por recordar aquel evento, Valt retrocedió en shock y para no caerse de la impresión se sostuvo sobre la orilla del lavabo.
La chica ante esa reacción del peliazul se acerco preocupada hasta él.
— ¡Valt! — lo llamo — ¿Qué te sucede?
El peliazul parecía estar ido.
No podía ser verdad lo que vio anoche, debía de tratarse de alguna especie de broma o quizás estaba confundiendo aquel hecho con un sueño.
— ¡Aiko! — llamo Valt a la pelirroja. Este se acerco a la chica y la sujeto de sus hombros. — ¡¿Sabes a donde fui anoche con Rantaro?! — le pregunto.
Quizás él no recordaba nada de anoche pero podría ser que la chica supiera que paso luego de que llego Rantaro a interrumpirlos.
La pelirroja se notaba confundida y algo asustada al ver al chico en ese estado.
— Valt — lo llamo despacio — No se de que me estas hablando, ¿Quién es Rantaro?.
Valt sintió en ese momento como si un balde de agua fría le hubiera caído encima.
No. No podía ser posible.
Soltó a Aiko y sin decirle nada salió corriendo a su habitación para cambiarse. De una manera bastante rápida el chico ya con su ropa, volvió a bajar por las escaleras y salió de la casa sin decir nada.
La pelirroja trato de llama al chico pero fue en vano. Se toco el pecho preocupada, no entendía lo que estaba ocurriendo con Valt. Esperaba que lo que fuera que lo estuviera inquietando, no sea tratara de nada grave.
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Sin detenerse. El chico llego lo más rápido que pudo al pueblo.
Tenia que buscar a sus amigos, o a Shu. No podía ser verdad eso que vio. Tenia que haber alguna explicación.
Una vez estuvo por una de las calles el chico se acerco a un señor que se encontraba barriendo la calle luego del festival de anoche y le pregunto sobre en qué dirección se encontraba el Hostal.
En alguna ocasión escucho a Shu decirle a Aiko que se estaba quedando en un hostal. Como en ningún momento había acompañado al albino a ese sitio, no sabía en donde se encontraba dicho lugar.
Luego de una breve indicación de parte de aquel señor. El peliazul no perdió más tiempo y se fue corriendo hacia donde le indico. En el trascurso choco con algunas personas que iban pasando, obviamente el chico se disculpo de manera breve de ellos y siguió con su camino.
No tardo mucho en dar con aquel hostal el cual no lucia tan concurrido. El chico no perdió tiempo e ingreso a aquel sitio, para después dirigirse hacia el recibidor. La señora que atendía aquel sitio miro al chico confundida.
— Buenos días jovencito, ¿Acaso buscas quedarte en algún cuarto?
— ¡No! — respondió el chico — Perdón señorita. De hecho quisiera que me diera información de uno de los huéspedes — le dijo — ¿Me podría decir en qué habitación esta Shu Kurenai?
La mujer vio al chico.
—¿Quién? lo siento jovencito, pero no hay ningún huésped con ese nombre en este sitio.
Valt quiso volverse a caer hacia atrás, pero consiguió mantenerse de pie. Sin nada más que hacer en aquel sitio, el chico se fue inmediatamente de ahí.
Comenzó a correr por todo el pueblo. Las personas que lo veían pasar no entendían porque aquel chico estaba corriendo desesperado por todas las calles.
El chico siguió corriendo y buscando a sus amigos por todo el pueblo. Pero nunca los encontró. Salió de ese lugar y fue a buscar al club.
Al llegar a aquel sitio no vio a nadie ahí. Sin detenerse corrió hasta la cabaña y abrió abruptamente la puerta. El interior al igual que aquel sitio estaba vacío.
Agotado. Valt se sentó sobre el piso de la cabaña. Tenía que seguir buscando. Pero algo le decía que si seguía haciendo eso el resultado seria el mismo.
Cubrió su rostro con sus manos. Por más que trataba de ordenar sus ideas, no hallaba alguna solución.
Después de mucho tiempo, no sabía que debía hacer.
— Miau..
Valt levanto su mirada. A unos cuantos pasos de él estaba parado aquel gato que el conocía. Observo al animal y este igualmente le regreso la mirada. Tras un ultimo maullido, el gato comenzó a caminar hacia la puerta de la cabaña. Este se detuvo un momento y giro su cabeza para verlo.
Parecía que aquel felino lo estaba esperando. Aquel hecho le pareció curioso.
El animal continuo esperándolo.
El chico suspiro. No tenía nada más que perder. Sin tardarse, se levanto del suelo y se acerco a donde estaba el felino. Este al notar su acción salió afuera de la cabaña.
De esa manera fue que Valt empezó a seguir a aquel gato por toda la playa. Dejo que este lo guiara hasta donde sea que tenía planeado ir.
..
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El sonido de dos beys chocando entre ellos se escuchaba en aquella habitación. Ambos objetos emitían varias chispas debido a la velocidad.
— ¡Vamos Samurai Infrit! —exclamaba uno de los bladers.
El bey del chico comenzó poco a poco a hacer que el otro bey retrocediera. El chico sonrió triunfante. Si seguía así sacaría al otro bey sin ningún problema.
El otro jugador al ver que su bey retrocedía. Apretó los dientes.
— ¡Hazlo ahora Driger! — exclamo el chico. En ese momento su bey se ilumino, momento después apareció un gran tigre blanco rugiendo imponentemente. — ¡Vulcan Claw! —dijo.
Aquel bey dejo de retroceder y nuevamente surgieron chispas entre ambos beys. Tras el impacto ambos beys salieron volando fuera del estadio y los dos cayeron al suelo al mismo tiempo.
— Séptimo final simultaneo, no hay puntos para ninguno — dijo un pequeño niño. Este le había tocado ser el réferi en aquella practica.
Los dos jugadores se encontraban respirado cansados. Uno de ellos al ver que se trataba de su septimo empate apretó sus manos molesto.
—¡Otra Batalla! — ordeno el chico. Este busco su bey en el suelo y luego de recogerlo, lo volvió a colocar en su lanzador y se preparo de nuevo para lanzar.
El otro blader trago algo de saliva. Aunque no tenía ninguna queja con seguir batallando, el pasado encuentro lo dejo agotado.
— ¡Y bien! — volvió a decir el otro jugador.
El chico tomo un poco de aire.
— No creo que pueda seguirte en otra batalla Ray — le dijo. Por primera vez deseaba descansar un momento tras una batalla de beyblade. — Estoy algo cansado.
— De acuerdo. ¡Yu! — llamo el pelinegro al otro chico. Este se sobresalto por el inesperado llamado. — Prepara tu lazador y tu bey, tendremos una batalla ahora.
El pequeño niño se toco su brazo incomodo.
— ¿Yu?
— Lo siento capitán, pero creo que lo mejor por ahora es un receso — le respondió el niño mirando hacia otro lado.
Desde hace un par de días Ray parecía estarse sobre exigiendo en los entrenamientos. Si bien eso no era nada malo, los dos chicos que lo acompañaban les preocupaba aquel comportamiento del chico.
— Creo que deberías descansar Ray — le dijo el niño. Le preocupaba el estado de salud de su capitán.
El chico miro a ambos chicos y compro que ambos pensaban en lo mismo. Ray cerro sus ojos y respiro profundamente. Ahora que lo pensaba desde hace un rato sus manos comenzaban a dolerle. Camino hasta una de las bancas que había en aquella sala y se tumbó sobre esta.
— Lo siento chicos — se disculpo el pelinegro. — He estado pensando en muchas cosas.
El pequeño niño sonrió.
— Creo que todos nosotros tenemos muchas cosas que pensar — dijo — Si quieres saber mi opinión, sobre entrenar no te va a ser muy bien capitán. Te lo digo como el mejor blader de este equipo.
— ¡Oye como que el mejor blader del equipo! — se quejo el otro chico pelinegro. — ¡Yo soy el mejor blader! — se señalo así mismo.
— Si, si, lo que digas ~Zyzy — respondió el pequeño niño con sus brazos atrás de su cabeza.
Ray solamente observo como aquel par de chicos volvían a empezar otra de sus discusiones. Las cuales en su mayoría terminaba por ganarlas el pequeño niño.
El chico cerro sus ojos y respiro. A pesar de que discutieran, agradecía el apoyo de esos dos.
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No sabía cuanto tiempo llevaba siguiendo a aquel felino, pero este prácticamente lo había hecho seguirlo por toda la playa. Aún así era necesario saber a donde lo estaba llevando.
Tras llegar a un tramo que estaba obstaculizado por unas cuantas plantas. Aquel felino siguió y en un momento este se introdujo entre las plantas.
El chico se detuvo. Había perdido aquel gato de vista. Trato de llamar al animal pero este jamás regreso.
"Qué bien Valt"
El chico giro sobre si para ver hasta donde lo había llevado el felino y se percato que se trataba de una parte de la playa que nunca había visto. Valt decidió sentarse sobre la arena.
No tenía idea de que estaba ocurriendo.
Toda aquella situación sobre sus amigos lo tenía bastante confundido. Suspiró.
— El atardecer es muy bello en esta isla...
El peliazul abrió sus ojos con sorpresa.
Sabía de quien era aquella voz.
Giro su cabeza despacio y finalmente vio a la persona que había estado buscando.
De pie. A unos cuantos pasos de él se encontraba el albino. Este contemplaba de manera tranquila el atardecer.
Valt lo observo y guardo silencio. Deseaba preguntarle tantas cosas, pero no sabía por donde empezar.
— Estoy dispuesto a responder tus preguntas — le dijo Shu. —, pero antes de hacerlo. Me gustaría preguntarte primero algo...
El chico no respondió.
— Dime, ¿Te acuerdas qué paso después de que subiste al barco?
El peliazul volteó a ver hacia el frente y se puso a pensar en su respuesta. Trato de recodar como habían ocurrido los sucesos de aquella vez.
Pensó en lo qué pasó después. Por alguna extraña razón hacerlo hacía que comenzara dolerle la cabeza, no entendía porque. — Yo... — trato de continuar — solo recuerdo una gran ola golpearme... — el dolor era punzante en su frente. — luego... luego... — cerro su ojos.— yo desperté en aquella habitación.
Los recuerdos de ese día vinieron a él. Aquel barco le había parecido extraño, en un momento parecía ser que solo estaba él abordo. De pronto aquella tormenta arribó y trato de refugiarse. Las olas que golpeaban contra la cubierta del barco se lo impidieron. En un momento una de esas olas impactó contra él e hizo que se cayera del barco. Después se trató de una lucha por llegar a la superficie. Lo consiguió por un momento, hasta que vio aquella gigantesca ola frente a él.
— Y nunca te has preguntado ¿Cómo un chico fue capaz de sobrevivir a una terrible tormenta en medio del mar?
Valt no escuchó lo que dijo. El dolor en su cabeza comenzaba a ser insoportable. Mientras el peliazul seguía sujetándose su cabeza para aguantar aquel dolor. Shu se acercó a este y colocó una de sus manos arriba de la cabeza del chico. De pronto el peliazul sintió que aquel dolor de cabeza comenzaba a desaparecer. Confundido abrió sus ojos y vio al albino con su mano arriba de él. Shu retiró su mano y la colocó aún costado. — ¿C-Como fue qué...— ¿Te gustan las historias Valt? — interrumpió con aquella pregunta el albino. El peliazul no respondió. Por alguna extraña razón, sentía que estaba junto a alguien diferente.— Se dice que hace mucho en la antigüedad, existían seres que eran venerados por los mortales — empezó a contarle el albino. — Se hacia ceremonias y festivales a sus nombres. A cambio estos les ofrecían protección o les cumplían algún favor. Con el paso del tiempo los mortales dejaron de creer en ellos, comenzaron a creer en otros seres divinos y a ampliar su conocimiento — el chico observaba hacia el frente. — Uno a uno esos seres fueron desvaneciéndose. Quedando solo algunos pocos...Shu volteó a ver hacia un lado y vio que el chico estaba escuchándolo, así que continuó. — Dentro de aquel grupo de seres, existen unos que no son conocidos por el resto de los mortales, pero no por eso, su función no es importante — dijo — Un día, uno de esos seres, harto de ver cómo los mortales y el resto de esos seres no valoraban el trabajo que hacía, decidió decirle a sus iguales que deberían revelarse ante aquella ley que les prohibía utilizar su poder para uso propio. El albino hizo una pausa. — Algunos de ellos le daban la razón a aquel ser, pero otros no estuvieron de acuerdo en ello. Así que esos pocos decidieron contarle a su líder lo que estaba pasando. Eso llevó a que tanto, aquel ser como su líder, tuvieran una fuerte discusión. El peliazul se mantenía en silencio escuchando lo que decía. No entendía porque le estaba contando aquella historia, pero decidió seguir escuchándolo. — Aquella discusión no terminó nada bien. Su líder con pesar tuvo que encerrar a aquel ser para que no causara algún daño, lamentablemente para él. Aquel ser intuyo lo que deseaba hacerle, así que aprovechó y lo atacó para después escapar...Se escuchaba el sonido de algunas olas chocar contra la arena.— Los otros seres buscaron a su líder luego de aquella discusión, pero jamás lo encontraron — dijo el albino — Buscaron y buscaron... Hasta que un día un lugar captó su atención. Se trataba de especie de isla en el mar, se veía como cualquier isla. Pero por alguna extraña razón, aquella isla desprendía una sensación familiar para ellos. Llegaron a aquella isla y adquirieron una forma diferente, se veían como una más de las personas que habitaban ahí...El chico miró su mano y la apretó ligeramente. Le parecía increíble lo real que se sentía aquella apariencia.
— Los seres exploraron la isla — continuo. — Parecía que no ocurría nada fuera de lo normal en ese lugar... Pero... — en un momento el chico entrecerró sus ojos. — Mientras más tiempo pasaban en ese lugar, comenzaron a sentir que algo o alguien los estaba observando... Extrañamente aquello que los seguía, tenia una sensación parecida a la del aquel sujeto que había discutido con su líder... Sabiendo que se encontraban en peligro, no solo ellos, sino también las personas de esa isla, decidieron esconderse de la presencia de aquel sujeto y hallar a alguien que pudiera ayudarlos...El peliazul se encontraba sorprendido.
— Un día, se les ocurrió escribir una carta y la enviaron lejos, esperando que alguien respondiera... — en ese momento el albino volteo a ver al chico.
Tras aquello un silencio surgió en el ambiente.
De fondo, solamente se escuchaba las olas del mar chocar con la arena.
— Valt...
En ese momento el peliazul se levanto bruscamente de la arena, al hacerlo se alejo unos cuantos pasos del albino. El chico trataba de procesar aquella historia.
¿Seres poderosos? ¿Un sujeto malvado? todo aquello se escuchaba como personajes sacados de alguna historia de ficción.
No cabía en su mente que eso fuera posible...
Aunque parezca imposible, debes de creer en lo que te dice...
El peliazul abrió sus ojos sorprendido.
Noto en ese momento como uno de los bolsillos de su pantalón comenzó a brillar. Al revisarlo, se dio cuenta que se trataba de su bey. Este brillaba con una intensa luz azul.
Acaso, ¿le había hablado Valkyrie?
Su bey dejo de desprender aquella luz y volvió a verse como siempre. Valt no entendía que era lo que había ocurrido.
¿Por qué Valkyrie le dijo eso?
Dejo de observar su bey y volteo a ver al albino con algo de duda.
¿Debía confiar en aquel chico?
Shu suspiro.
— Se que asimilar esta situación es difícil y entiendo que tengas tus dudas respecto a mi — hablo el albino. — Pero en realidad necesito de tu ayuda... — el peliazul no respondió.
El chico bajo la mirada algo triste. Realmente necesitaba la ayuda de aquel chico, si no, todo habría sido en vano y el resto de ellos estarían perdidos.
En ese momento Shu sintió una mano sobre su hombro. Confundido, el chico levanto su cabeza y frente a él se encontraba el peliazul con una ligera sonrisa.
— Descuida, te ayudare.
Ante la respuesta del peliazul, el albino embozo una sonrisa.
— Te lo agradezco — le respondió.
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..
Obscuridad, solamente había eso.
No había ninguna luz que alumbrara aquel sitio. A pesar de ello, aquel ser se movía sin ninguna dificultad. Parecía que estuviera caminando por algún tramo sin final.
Camino varios pasos más y finalmente se detuvo.
No parecía que hubiera algo en ese sitio.
Este miro hacia arriba. En lo alto, como si estuviera suspendido y resguardado con cadenas, sin ninguna posibilidad de moverse, una especie de criatura gigante se encontraba atada.
El ser al ver aquello sonrió con malicia.
Sabía que aquella criatura jamás podría escapar de su prisión.
— Dulces sueños...
..
..
..
— Entonces... tu no eres Shu, bueno, él que yo conozco...
El albino negó con la cabeza.
— Solo adquirí su aspecto — respondió. — Pensaba que de esta forma me seria más sencillo acercarme a ti.
Ambos chicos llevaban un tiempo conversando. Durante ese rato, el albino le contó al chico algunas cosas sobre aquel ser peligroso que asechaba en la isla. Valt escuchaba atentamente todo lo que le decía, solamente hacia una que otra pregunta pequeña debes en cuando.
También le explico sobre su apariencia y el como se parecía a su amigo de cabello blanco. Ese hecho genero una pregunta en el peliazul.
— Tengo una duda — dijo Valt. El chico volteo a verlo — Dices que adquiriste esa apariencia para acercarte a mi. ¿Cómo sabías como se veía exactamente mi amigo?
El peliazul noto como el chico parecía estarle indicando con su mano algo sobre él. Inconscientemente Valt llevo sus manos arriba de su cabeza y toco con ellas la diadema que llevaba.
— Fue gracias a ese objeto que llevas puesto — respondió en ese momento "Shu".
— ¿Mi diadema? ¿Y eso que tiene que ver?
— No solo es una diadema — le dijo el albino — Como te comente, necesitaba acercarme a ti. Y para eso necesitaba verme como alguien familiar para ti, esa diadema que tienes me permite entrar en tu mente y saber algunas cosas sobre ti y sobre lo que estas pensando — Valt miro al chico sorprendido.
— Entonces, eso quiere decir que sabes lo que...
— Estas pensando en este momento... — continuó con lo que iba a decir — Si. Aunque no solo es para saber eso, también funciona para protegerte del control de ese sujeto — dijo de forma seria el albino.
— ¿A que te refieres?
— Mientras estuve vagando por la isla, note un hecho que me pareció extraño y algo preocupante — comenzó a contarle "Shu"— Me percate que algunas de las personas de aquí parecían verse bastante cansadas y débiles. Escuchaba a muchas de ellas decir que habían pasado una mala noche.
El albino adquirió un semblante serio.
— Una noche, mientras me ocultaba de aquel sujeto, pase cerca de la casa de una familia — continuo contándole — cuando pase por ahí note como una especie de sombra ingresaba por la ventana. Ese hecho me pareció extraño, así que sin que nadie me notara eche un vistazo por la ventana. Lo que vi me sorprendió... — hizo una pausa. — Vi como aquella sombra que había entrado por la ventana se arrastraba hasta donde estaba descansando aquella pareja y entonces esa sombra comenzó a entrar dentro de la cabeza del hombre y empezaba a molestarlo en sus sueños.
Valt estaba sorprendido.
— Me quede esperando al amanecer y cuando el hombre despertó se veía bastante agotado. Parecía que no había dormido bien durante la noche. Poco tiempo después me di cuenta que aquel hombre no era el único que sufría de aquellas pesadillas, sino más personas de la isla — dijo el albino. — Por lo poco que he podido averiguar, aquellas sombras se meten dentro de los sueños de las personas y lentamente comienzan a drenarles su vitalidad.
El peliazul estaba impresionado de escuchar sobre esas criaturas.
— Aquellas personas que son afectadas por esas sombras comienzan primero a padecer de cansancio y conforme pasan los días empiezan a sentirse más débiles...
Valt escucho lo que le estaba contando el albino y de pronto a su mente llego lo que había escuchando sobre el amigo del señor Ryo y el aspecto cansado de la madre Mathilda.
— Es posiblemente que ellos sean acechados por esas sombras durante la noche — dijo en ese momento Shu. Este había visto lo que había estado pensando el peliazul.
— ¿D-Debe haber una manera de ayudarlos? — dijo Valt preocupado.
"Shu" suspiro.
— Lamentablemente no hay nada que podamos hacer para evitar que sigan drenándoles su energía — respondió el albino. — Créeme lo he intentado pero me es inútil, no cuento con suficiente fuerza para desaparecer a esas sombras.
— ¿Y no hay alguna manera de conseguir alguna otra diadema como la mía? — pregunto el chico.
— No es posible — respondió el albino — Ese objeto que tienes en la cabeza es único. Esta hecho con parte de mi energía y de la mis hermanos...
— Aguarda, ¿Qué?
Antes de hacerle alguna pregunta al respecto, se escucho un ruido proviniendo detrás de unos arbustos que había cerca. Segundos después un felino acompañado de un chico de cabello rubio salieron detrás de aquellos arbustos.
El peliazul identifico al chico que venia con el pequeño animal.
— ¿Max?
— Hola Valt — saludo el chico al peliazul. Este volteo a ver al albino. — veo que le estas contando lo que esta pasando.
Shu asintió.
— Espera. Entonces tu también...
— ¿Soy otro de esos seres que llego a la isla? pues si — respondió Max. El peliazul se notaba sorprendido. — No solo yo, también el gato que me acompaña — dijo señalando con su mano al pequeño animal sentado a lado suyo.
Si el chico estaba sorprendido, lo estuvo aún más cuando en segundos vio como aquel gato que lo observaba lentamente empezaba a encorvarse y a hacerse más grande. De pronto aquel gato de a poco comenzaba a adquirir apariencia humana y finalmente adquirió la forma de un chico de cabello obscuro y ropas extrañas.
—¿J-Johannes? — pronuncio. El chico volteo a verlo y le sonrió.
— Hey ¿Cómo estas?
"Shu" observo que el peliazul están el shock. Parecía que aún no procesaba del todo lo que vio. Por lo que decidió reprende al pelinegro.
— Debiste esperarte a transformarte frente a Valt Johannes, creo que lo dejaste en...
—¡Eso fue increíble! — expreso emocionado el peliazul luego de unos minutos. Aquella reacción del chico hizo que los otros dos chicos se vieran confundidos.
— ¿Lo dices enserio? — le pregunto el moreno.
El peliazul asintió.
— ¡Vaya! no pensé que pudieras transformarte en gato — dijo el chico.
— No solo me puedo trasformar en gato, sino en otros animales — dijo el moreno con cierto orgullo. — ¿Quieres verme?
Antes de que respondiera. El albino los interrumpió a ambos y vio con cierta seriedad al pelinegro.
— Luego tendrás tiempo de contarle a Valt sobre tus habilidades, lo importante ahora contarle sobre nuestra misión — dijo el albino. Este volteo a ver al chico. — Escucha Valt, desde que arribaste a la isla te hemos estado observando y no nos queda la menor duda de que eres la ayuda que estábamos buscando.
— ¿Enserio?
El albino asintió.
— Confía en nosotros. Eres a persona que estábamos esperando — dijo de forma tranquila. — Ahora, te contare sobre nuestra misión...
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